Un día cerca de las 23 horas vimos una perrita Pitbull en la calle buscando alimento.
La perrita estaba muy delgada se notaba que había parido hace poco y le tenía mucho miedo a las personas, tanto así que cuando se acercaba un auto ella se escondía y pasaba un rato hasta volver a salir.
La vimos varias veces pero siempre en ese mismo horario: de noche cuando ya casi no circulaban personas, y comenzamos a darle alimento. En un comienzo la perrita se lo comía solamente cuando estábamos muy lejos de ella, pero con el pasar de las semanas se atrevió a comer a un par de metro de distancia nuestro. Tardamos dos meses en que la perrita nos dejara acercarnos hasta el lado de ella, y en todo ese tiempo jamás vimos que ella le gruñera a otro perro que se acercaba acomer o a nosotros cuando la estaban alimentando.
Pero lamentablemente al cabo de aproximadamente 2 meses y medio la perra entró en celo y se formó una jauría de grandes perros peleando por aparearse con ella fue en ese momento que optamos por atraparla.
Sí bien la perrita se acercaba a nosotros e incluso le habíamos llegado tocar un poco la cabeza, seguía siendo una perra muy miedosa de las personas y por lo tanto no se dejaba atrapar. Y menos aún ahora que había una gran cantidad de perros alrededor de ella eufóricos y agresivos. Con ayuda de una jaula y alimento logramos su captura y la llevamos de inmediato esterilizar. A su regreso la tuvimos en la misma jaula durante aproximadamente tres semanas hasta lograr que ella nos moviera la cola y confiara un poco en nosotros. En ese momento la pasamos a una jaula más grande.
Ahora la perrita ya es bastante más confiada: nos mueve la cola (aún la tiene hacia abajo), busca cariño y es más expresiva, pero aún jamás la hemos escuchado ladrar. Por lo pronto lo que debemos hacer es construir un canil para dejarla a ella pues no queremos devolverla a la calle porque claramente lo ha pasado muy muy mal.